Y continuamos recorriendo Madrid con las recomendaciones. Esta vez, aprovechando la visita de mi madre y su cumpleaños, nos fuimos a celebrarlo a Umiko, ¡y què celebración!
Después de una caminata importante, llegamos a Umiko. Detrás de una pesada puerta nos encontramos con un “personaje” con cara de majo, encima de un tronco de madera con un montón de firmas de renombrados chefs de aquí y allá. A derecha e izquierda, mesas repletas de gente, y paredes sobrias que contrastan con las más macarras, pintadas con motivos “japo-pececiles” que le dan chispa al sitio.
Muy amablemente nos acompañan hasta la barra donde había reservado los sitios. Recordad, SIEMPRE barra, no os podéis perder el espectáculo, ni el producto, ni a las personas que están detrás. Juan Alcaide y Pablo Álvaro, ambos han pasado por las cocinas de Kabuki, son tremendamente currantes, profesionales y majísimos. Merece la pena poder charlar con ellos mientras preparan algunos de los platos.
Muy amablemente nos acompañan hasta la barra donde había reservado los sitios. Recordad, SIEMPRE barra, no os podéis perder el espectáculo, ni el producto, ni a las personas que están detrás. Juan Alcaide y Pablo Álvaro, ambos han pasado por las cocinas de Kabuki, son tremendamente currantes, profesionales y majísimos. Merece la pena poder charlar con ellos mientras preparan algunos de los platos.
Nos dan la carta, y dado que es inmensa, decidimos dejarnos guiar por los profesionales del lugar. Pedimos agua y una copa de vino blanco (Riesling creo recordar). No pusimos límites, pero si preferís adaptar la experiencia al bolsillo de cada uno, os recomiendan sin problema.
Comenzamos…
- Crujiente de piel de pescado.
- Ostra en tempura con gazpacho de Chile y hierbabuena. Mezcla de texturas que son todo un acierto. Espectacular el toque de gazpacho.
- Usuzukuri de viera. Vieira con mantequilla francesa y parmesano. Sabor y texturas espectaculares. Muy recomendable, es uno de los platos que estaba presente en cada una de las mesas.
- Navajas gallegas abiertas al wok con ají amarillo, cebollino y espárragos. Para no parar de mojar en esa salsita...
- Bolognesa de atún. Atún, somen y salsa Umiko. Increíble sabor y textura del atún. Se ha convertido en todo un clásico del restaurante.
- Ensalada japomadriterránea. Ensalalda de siete brotes japoneses y con mollejas de ternera fritas. Debajo de un montón de tiernos brotes, se esconde una joya gastronómica, unas mollejas de ternera con un aliño que es de las cosas mas ricas que me comido en mi vida. Muy muy top.
- Nigiri de salmonete con su espina crujiente.
- Nigiri de caballa con tomate.
- Nigiri de ensalada madrileña con escabeche de bonito.
Todos y cada uno de los nigiris fueron un bocado único y exquisito, formados por combinaciones muy de aquí, con arroces, salsas de soja y pescados muy especiales y delicadamente elegidos. A día de hoy, los mejores que he probado en mi vida. ¡TOP!
- Nigiri socarrat. Con gamba blanca de Huelva y arroz crujiente.
- Mini falda de Wagyu a la brasa. Carne tierna, de sabor suave, en un punto perfecto y una salsa que le iba como anillo al dedo. Indispensable si pasas por Umiko.
- Panacotta asiatica. Ese tipo de postres que me encantan, ni extremadamente empalagoso ni pesado, perfecto para ponerle fin al menú.
Como podéis comprobar, Umiko ha sido todo un descubrimiento, ¡de lo mejor de Madrid! Y no solo por la comida, el ambiente y la implicación del equipo que componen Umiko es clave para hacer de este restaurante un lugar especial. Os recomiendo una visita, yo espero poder volver antes de dejar Madrid.
Precio: 70-90 €/persona, que varía con la bebida que pidáis.
UMIKO (Web)
C/ Los Madrazo 18, 28014 Madrid
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